TocaTú es un juego musical donde el jugador puede interactuar con el entorno virtual usando sus manos en el aire, creando obras musicales que se representan con formas, colores y luces en la pantalla, explicó Lucía Rodríguez, una de las creadoras.
La característica más innovadora es que personas no videntes pueden jugar sin inconvenientes, dado que la navegación y la jugabilidad fueron implementadas mediante sonidos y el movimiento de las manos.
El origen
La idea inicial fue de Lucía Rodríguez, estudiante de Animación y Videojuegos. La clase de Producción 3 se dicta junto a Desarrollo de Videojuegos 1 —de Licenciatura en Sistemas—. El objetivo era desarrollar un videojuego y Rodríguez comentó su idea. A Mónica Carle —en ese momento estudiante de la Licenciatura en Sistemas, ahora graduada— le interesó y comenzaron a trabajar juntas.
Los docentes —Carolina Zunino en Animación y Videojuegos y Diego Cáceres en Sistemas— las acompañaron durante el proceso a modo de guía.
“Para los estudiante de Animación y Videojuegos, la materia tiene una dinámica de taller, es decir, el objetivo es desarrollar un videojuego atravesando todas las etapas y aprendiendo en el camino a medida que nos topamos con distintos desafíos”, contó Zunino.
“Primero se hace una tormenta de ideas y cada uno cuenta qué juego le gustaría hacer, y ahí se arman los equipos y se empieza a trabajar”.
“Cuando Lucía mencionó la idea del juego, mi profesor sugirió la idea de trabajar con el dispositivo Leap Motion —un detector de los movimientos en las manos—”, contó Mónica Carle.
“Luego Carolina nos dio un tiempo para discutir y formar equipos. Como a mí me gusto la idea de Lucía, enseguida me puse a conversar con ella, valoramos otra idea de juego que ella tenía y entre las dos opciones TocaTú era linda y desafiante, pero también arriesgada porque nunca habíamos trabajado con Leap Motion. La otra idea no nos entusiasmaba tanto pero era más segura. Al final nos tiramos al agua”.
“El desafío inicial fue lograr un juego enfocado en ese grupo de personas que lograra ser divertido e intuitivo a la vez”, comentó Diego Cáceres. “La viabilidad que le vimos fue muy alta desde un comienzo, ya que era una idea original y también realizable mediante la tecnología disponible”.
El proceso
“Desde el inicio, Mónica mostró su interés en la idea que propuse”, recordó la estudiante de Animación y Videojuegos. “Desde que empezamos a trabajar juntas, si bien cada una hacía su parte —ella la programación y yo la parte visual y sonora— entre las dos definimos la navegación y jugabilidad”.
“Empezamos a hacer los documentos entre las dos, mientras cada una avanzaba un poco en su campo, pero siempre opinando y poniéndonos de acuerdo para que lo que estábamos haciendo nos gustara a las dos”, resumió.
“Fue mi primera experiencia trabajando con un programador. Desde el inicio nos entendimos muy bien”, concluyó. “Fue una experiencia muy rica para mí, ya que aprendí a expresar mis ideas con mayor claridad y a entenderme mejor con los demás”.
Las dificultades
La idea inicial fue hacer un juego musical con Leap Motion, con la particularidad que lo pudieran jugar personas no videntes. Eso implicó “todo un desafío”, comentó Rodríguez, “ya que para esto había que dejar la parte visual en un segundo plano y priorizar la parte sonora”.
Carle, por su parte, explicó que la única condición técnica que tenían que cumplir era desarrollar el juego con la herramienta Unity.
“Lo bueno fue que Diego nos dio el máximo apoyo, eso fue fundamental para arriesgarnos. Incluso nos prestó el dispositivo para desarrollar y hacer las pruebas”, comentó.
“La complejidad estaba planteada desde el arranque. Una vez que pudimos realizar la primer interacción con el dispositivo (que detecte el movimiento de la mano y dar una repuesta en la pantalla) confirmamos que era posible hacerlo”, explicó. “Luego tuvimos que afinar muchos detalles en cuanto a la navegación y la dinámica del juego, o sea, cómo pasar de una pantalla a otra con el audio y los gestos correspondientes. Hicimos varios prototipos para ver cómo disponer los puntos en el aire para que el jugador pueda tocar, buscando cuál era la forma más adecuada; tocando con los dedos como un teclado, tocando con el centro de la mano, etcétera”.
Cáceres remarcó que las estudiantes “tuvieron que tener en cuenta los conceptos de la navegación dentro del juego y las órdenes que el jugador debía cumplir, ya que debían ser mediante la voz, y de la forma más clara y directa posible”.
El docente agregó otra dificultad que tuvieron que afrontar: “el hecho de que también tenía que ser jugable para usuarios videntes”.
El reconocimiento
TocaTú fue reconocido en el cuarto concurso Idea, “Las TIC como herramientas de apoyo a la educación”, obteniendo el tercer premio.
Diego Cáceres opinó que la evaluación general es muy buena. “Para que cumplieran con el objetivo de aplicar los conocimientos adquiridos en la materia, nosotros pusimos un set de puntos que todos los trabajos debían cumplir en una medida u otra, de forma de que todos estuvieran al mismo nivel de complejidad. Sin embargo, con el proyecto de las chicas tuvimos que hacer adaptaciones al set de puntos a cumplir, ya que era un juego tan original que no caía dentro de los parámetros que habíamos definido, pero de todas formas queríamos que hicieran ese juego porque desde un comienzo lo veíamos como una experiencia muy buena y que podía tener futuro”.
“Al final, no solo cumplieron con los objetivos planteados en el trabajo de la materia sino que además completaron un juego original y divertido, ideado por ellas mismas. Esto se ve reafirmado con la merecida distinción que obtuvieron”, resumió el docente.
El resultado
“El juego lo empezamos a crear antes de enterarnos del concurso”, recordó Rodríguez. “Mónica tuvo la idea de presentarnos y, al ver que cumplíamos los requisitos, decidimos participar”.
“Nunca pensé que íbamos a ganar, fue una gran sorpresa”, reconoció. “A nivel personal esta es la primera vez que me presento a un concurso y también es la primera vez, desde que empecé a estudiar, que alguien reconoce y valora mi trabajo. Es un orgullo para mí y también me impulsa a seguir creando”.
Mónica Carle, por su parte, contó que para ella este reconocimiento “significó mucho” porque intentó dos veces cambiar de área —también es maestra— y trabajar en informática. “Esto es un gran aliciente para no abandonar el área tecnológica”.