La industria de la moda en Uruguay crece y se renueva con figuras clave y marcas emergentes. Para formar parte, además de grandes ideas y productos, se requiere una buena visión y gestión del negocio.
En el marco de Moweek 2020, el director del Centro de Innovación y Emprendimientos de la Universidad ORT Uruguay, Enrique Topolansky, dialogó con la Lic. en Diseño de Modas Alice Otegui, fundadora y directora de Calmo, una marca de vestimenta y decoración sostenible que busca revalorizar el trabajo artesanal textil, promoviendo la producción y el consumo responsable.
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Alice Otegui contó que desde siempre estuvo interesada en la moda sostenible, así que en el año 2016 se animó a emprender. Aunque no sabía bien en qué enfocarse, tenía claro que debía estar asociado al concepto de la moda lenta o slow fashion, “algo que tuviera conciencia”. Se puso a estudiar técnica del teñido y estampado natural y, siendo una “enamorada de la lana merino”, se propuso lograr una marca de lujo para el exterior. Y así nació Calmo.
Un proceso emprendedor empieza con una idea que, a la vez, es un sueño. En ese momento, todos sentimos pasión. ¿Qué pasa después? Aparecen los problemas y, con eso, una caída energética, emocional, que se suele llamar ‘el valle de la muerte’. Es ahí donde nosotros construimos un puente, una comunidad de apoyo.
Enrique Topolansky, director del CIE
Son varios los problemas que pueden surgir: no conseguir proveedores, que un experimento no salga bien, no conectar con el público, falta de financiamiento. “Es ahí donde el CIE puede apoyarlos y donde pesan mucho los conocimientos sólidos que hayan adquirido durante la carrera”, sostuvo Topolansky. En Uruguay, dijo, todo este proceso lleva de tres a cinco años.
Alice Otegui confesó que “el primer golpe” fue con los números. La comunidad es fundamental, aseguró: Calmo obtuvo apoyos de la Agencia Nacional de Investigación e Innovación, la Agencia Nacional de Desarrollo y Social Lab.
Tanto la fundadora de Calmo como el director del CIE estuvieron de acuerdo en que para llevar una idea —con propósito— al mercado y lograr posicionarse es necesario formar un equipo conectado con los valores de la marca.
A quienes piensan emprender teniendo en cuenta la sustentabilidad, Otegui hizo una recomendación: “Creo que puede estar bueno escribir y tener muy claro cuál es el propósito, hacia dónde se va”. No dudó en reconocer que no se puede emprender en soledad. “En el camino, las dificultades son muchas. En la sustentabilidad es un paso a paso: no podemos empezar con todo, no solo por la disponibilidad, sino por los costos. Amigarme con la idea de que es paso a paso creo que fue de los aprendizajes más sanos”.
Reconoció que tuvo que aprender de contabilidad, logística, administración, comercial, marketing, “de todo”. De lo que más aprendió, dijo, fue de habilidades blandas.
Cuando uno emprende, se hace muy vulnerable a todos los miedos que pueda tener: a fracasar, a qué te van a decir, a que te copien, a que no te vaya bien. Las habilidades blandas son las que te permiten surfar esas cosas, seguir y crecer. Yo aprendí a ser fiel a mí misma y no, capaz, a lo que se espera de una marca sostenible; porque hay muchas formas de ser sostenible.
Alice Otegui, fundadora de Calmo