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DragonBox: la mejor plataforma de eLearning de Finlandia

05/04/2019
El concurso eEmeli 2019 distinguió a DragonBox como la mejor plataforma de aprendizaje de Finlandia.
DragonBox: la mejor plataforma de eLearning de Finlandia

El concurso buscaba productos y servicios innovadores que promuevan el aprendizaje con contenido y funcionalidad de alta calidad. DragonBox Finland Oy's Dragonbox Koulu 1 fue elegido como la mejor plataforma de eLearning de Finlandia. El jurado entendió que se trata de un producto de éxito “tanto pedagógico como técnicamente”.

Gonzalo Frasca, codiseñador de DragonBox School, considera que recibieron la distinción por dos motivos. “Primero, porque no diseñamos desde el sentido común sino desde décadas de experiencia en pedagogía: nuestros productos están basados en investigación científica. Y segundo, que es similar, porque entendemos profundamente cómo funciona la cabeza de un niño respecto al aprender tareas: ese es un conocimiento práctico que nos da ser buenos diseñadores de videojuegos”.

El enfoque, explicó Frasca, —que cuenta con un PhD en Videojuegos y es catedrático de esa área en ORT—, pasa por “ayudar a visualizar los conceptos matemáticos de manera clara”. Sin embargo, eso no es suficiente: también deben ser atractivos, no para complacer a los niños sino para desafiarlos.

Frasca explica un error que se da habitualmente en aprendizaje, que es pensar que a los niños hay que entretenerlos. “El razonamiento es: a los niños no les gusta la escuela pero le gustan los juegos, entonces pongamos juegos”. Pensar así, dice el diseñador, “es no entender absolutamente nada ni de aprendizaje, ni de niños, ni de juegos”.

El opuesto del aburrimiento no es la diversión, el opuesto del aburrimiento es el desafío.

Lo que se necesita, continúa, son soluciones desafiantes, que adapten su dificultad a cada niño. “Ahí es donde entra el juego”, subraya. “No me refiero a agregar unos macaquitos como se hace habitualmente para dorar la píldora, sino crear un mundo sólido, con personajes complejos: algo similar a lo que el alumno puede encontrar en internet”.

Puntualmente, el desafío de crear DragonBox School pasó por tres niveles: visualizar los conceptos matemáticos para que sean claros y manipulables, estructurarlos como juegos desafiantes y, por último, incluir todo eso dentro de un universo de ficción atrapante.

Además, tiene que ser fácil de entender y de utilizar por el equipo docente y compatible con las necesidades de los administradores. “Tratar de cumplir con todos esos requerimientos a la vez es muy, muy complejo”, reconoce.

Es por esto que el equipo detrás de DragonBox es pluridisciplinario. “Sería imposible hacer lo que hacemos sin tener docentes en el equipo, pero también sería imposible hacerlo si fuera dirigido por ingenieros en vez de diseñadores”.

Y todos están alineados sobre un mismo pensamiento: “la enseñanza actual de las matemáticas suele ser muy ineficaz, se centraliza más en operaciones que en pensamiento matemático”. En resumen, Frasca opina que “no hay que repensar” el modelo educativo, sino “asumir qué cosas no funcionan”. Sostiene que “tomar acción deja en evidencia los fracasos de los adultos a cargo”. Para ejemplificar, comentó que el sistema no requiere wi-fi para usarse. Los técnicos, por su parte, decían que era “una locura” porque complicaba el trabajo, pero los maestros “literalmente nos abrazan”, cuenta Frasca, “porque todo el mundo sabe que el wi-fi no anda bien en las escuelas”.

Ser buen diseñador o ser buen pedagogo es algo similar: hay que tener la valentía de identificar las causas reales de los problemas y poner al niño en el centro, cueste lo que cueste. 

DragonBox ya se usa en Finlandia, Noruega y Francia. También se está utilizando con niños trabajadores y en situación de calle en Pakistán y Bangladesh, así como con refugiados de Myanmar. Esta labor se realiza junto a la fundación Teach the World.

Nuestras expectativas son, simplemente, cambiar radicalmente la forma en que los niños aprenden en todo el planeta. Por ahora, matemáticas, pero si nos va bien con matemáticas, que es el gran cuco –y todo parece que es el caso–, las otras disciplinas no deberían ser más complicadas. 

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