La plataforma Clutch eligió a Ameba Creative Studio como una de las agencias líderes en UX de Estados Unidos en 2018. En el término UX (user experience o experiencia de usuario) se reúne la usabilidad, la accesibilidad y la comodidad que surge a partir de la interacción con un producto o servicio, es decir, una mejor experiencia del usuario.
Ameba nació hace casi 10 años y hoy está formado por varios graduados de la universidad:
- Lucía Martínez, socia fundadora y codirectora
- Fabricio D’Agata, socio fundador y codirector
- Miguel Vallvé, socio fundador y codirector
- Andrés Bolani, project manager, diseñador gráfico y web
- María Elena De Paula, diseñadora gráfica
- Ligia Mazzilli, project manager y diseñadora gráfica
- Alejandra Laxalde, project manager y diseñadora gráfica
En esta entrevista, sus directores contaron cuáles han sido los desafíos de emprender y posicionarse como una agencia líder, cuál es la complejidad de trabajar para clientes internacionales y cómo han adaptado sus formaciones como diseñadores para, también, dirigir una empresa.
¿Qué implica que Ameba haya sido distinguido por Clutch como una de las agencias líderes en UX?
Cada mes, Clutch otorga distinciones a las empresas B2B de mayor rendimiento por sector y ubicación. Para tener la oportunidad de ser reconocidas, las empresas deben demostrar su capacidad de realizar trabajos de alta calidad para sus clientes.
Clutch reúne tanto potenciales clientes como aliados estratégicos y ser visibles en su plataforma nos acerca a nuestro público objetivo. La consecuencia más directa desde nuestra distinción ha sido el aumento del tráfico calificado de potenciales clientes.
¿Qué importancia tiene Clutch en el mercado?
Competimos en un mercado global donde los usuarios buscan referencias, opiniones y valoraciones durante su proceso de compra. Esto pasa a todo nivel: desde quién compra un libro en Amazon, reserva un hotel en Booking o contrata servicios profesionales para su empresa.
Sin embargo, las valoraciones pesan tanto como la reputación de quien las publica. Clutch se ganó el respeto de las empresas a través de un confiable sistema de valoraciones donde para calificar a una empresa necesariamente hay que pasar por una entrevista personalizada.
Sin lugar a dudas, estar en una vitrina por la que transitan (potencialmente) 100 mil empresas cada mes es importante para nuestro posicionamiento como estudio a nivel internacional. En solo seis meses se convirtió en nuestra principal fuente de tráfico referido (40 % del total) y logramos convertirlo en una decena de clientes.
Como en todo negocio, hay muchas personas que solo entran a curiosear, pero la gran mayoría son empresas que están buscando servicios como los que ofrecemos y son parte de nuestro público objetivo.
En Uruguay, Clutch no es popular, por eso el enfoque en nuestro perfil en la plataforma se dirige a clientes internacionales.
¿Esto fue una distinción para la que se postularon o los tomó de sorpresa?
Ni una, ni la otra. Unos meses antes de completar nuestro perfil, habíamos entablado relación con una empresa de software uruguaya que había recibido una distinción similar. Sabíamos que era una posibilidad, pero no lo buscamos activamente.
Hace casi 10 años que fundaron Ameba, ¿qué podés contar de todo este proceso, sobre el crecimiento de la empresa y de los desafíos profesionales?
Ameba nació a partir de ocho compañeros de clase de la Licenciatura en Diseño Gráfico de la Universidad ORT Uruguay que unían sus portfolios bajo una misma firma para ganar espalda en el mercado laboral como freelancers. El tiempo, los intereses y la vida llevó a que termináramos siendo solo tres los socios: Fabricio D’Agata, Lucía Martínez y Miguel Vallvé. Los tres egresados pero con diferentes perfiles: Miguel y Lucía, desertores de Facultad de Ingeniería; Fabricio, artista plástico.
Los primeros dos años trabajamos cada uno desde su casa y eventualmente nos reuníamos con clientes en el escritorio de la casa de Miguel, donde la Nona solía interrumpir las reuniones con bizcochos y galletitas. Finalmente, dimos el paso de alquilar una oficina compartida con La Ronda.
Mantener una empresa durante 10 años sin formación formal en el área empresarial tuvo más tropezones que victorias y la única forma en que nos levantamos cada vez es gracias al equipo de trabajo que nos acompaña hace años, integrado por muchos licenciados de la universidad.
En una empresa de servicios como la nuestra, hay que adaptarse, cambiar de forma y estar en constante movimiento. Por eso Ameba.
¿Cómo fue dar el primer paso respecto a los clientes internacionales?
Al principio trabajábamos para conocidos y conocidos de conocidos. Los primeros clientes que generamos fueron a través de la web, ya que desde un principio entendimos la importancia del posicionamiento orgánico, las redes sociales y la experiencia de usuario.
Un día, por el año 2013, Miguel vio un aviso como tantos otros a los que nos postulábamos regularmente: “Marina buscaba un diseñador web para trabajar en su empresa”. No era un aviso buscando una empresa para tercerizar servicios, pero si algo aprendimos estos años es que las oportunidades no siempre vienen de la forma que las esperamos.
Ahí empezó nuestra relación con Mercury, nuestro primer cliente extranjero. Una agencia de dos personas: Joshua (director) y su esposa Marina (diseñadora). Empezamos trabajando poco más de 30 horas en proyectos chicos, pero a los pocos meses habíamos aumentado esas horas un 1.000 %. El cliente más grande de Mercury era TM Forum, con quienes seguimos trabajando al día de hoy.
A medida que los clientes de Mercury validaban nuestro trabajo y nuestra capacidad de defender y agregar valor a los proyectos, fuimos asumiendo más responsabilidades y más proyectos. A finales de 2013 tuvimos que animarnos a formar un equipo más grande y ahí hicimos las primeras contrataciones.
Crecimos hasta llegar a ser 17 personas a tiempo completo en el equipo y varios freelancers que nos apoyaban en proyectos puntuales. Mercury se convirtió en nuestro cliente más importante, lo cual era muy cómodo para nosotros y a la vez muy peligroso. Representaba un gran porcentaje de nuestra facturación sin esfuerzo alguno de ventas.
Gracias a Mercury nos embarcamos en proyectos integrales, complejos, multidisciplinarios y de largo plazo. Como responsables de la producción en general, nos tocó coordinar a otros profesionales en diferentes zonas horarias, asistir a reuniones multitudinarias y nos obligó a incorporar herramientas y metodologías a nuestro proceso de trabajo.
A mediados de 2016, Joshua decidió cambiar el rumbo de la agencia y, con mucho pesar y más de un roce de por medio, despedimos a nuestro principal y mayor cliente. Este fue el mayor golpe que hemos recibido y derivó en replantearnos muchos aspectos de la empresa, incluso nos obligó a reducir nuestro equipo.
Después del caos, nos reacomodamos y comenzamos a estudiar nuestras posibilidades exportadoras. Los años de experiencia, procedimientos, metodología, estructura y tamaño de equipo nos habían convertido en un estudio competitivo a nivel mundial. El desafío más grande desde 2016 hasta hoy es generar más oportunidades de negocio en el exterior sin descuidar el mercado local. Este año es vital en este sentido.
El año pasado realizamos una consultoría en internacionalización con el fin de enfocar a la empresa para la venta y producción para el mercado norteamericano y, desde entonces, hemos visto los frutos de nuestro esfuerzo a través de la incorporación de nuevos proyectos extranjeros que nos llenan de orgullo.
¿Cómo conjugan sus roles de directores de Ameba sin descuidar el ser diseñadores?
Dirigir una empresa no es nada sencillo. Nos obligó a investigar y reinventarnos como profesionales según las necesidades de la empresa.
Fabricio es quien mantiene más latente su rol de diseñador como director de arte y director de marketing. En 10 años cambió mucho el tipo de proyectos y tecnologías asociadas. Hoy tiene que leer datos, diagramar flujos de interacción y planificar el impacto antes de ponerse a diseñar.
En el caso de Lucía, orientó su trabajo a la coordinación y organización de proyectos como directora de operaciones. Más de 10 años de experiencia la habilitan a detectar desvíos y orientar al equipo para encontrar el mix entre lo que el cliente quiere y lo que realmente necesita.
Finalmente, Miguel mantiene su rol como líder técnico desde el inicio de la empresa, pero hoy debe dividir su tiempo en roles de consultor UX/UI, director comercial e innovación.
Habiendo dicho esto, todos metemos cuchara en diseño cuando podemos.