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“No estoy loca, voy bien”

23/06/2016
ZHÚ, emprendimiento dedicado al bambú, fue seleccionado para participar del Global Entrepreneurship Summit 2016 (GES16) en California, que se realizará en el marco de Silicon Valley.
https://www.youtube.com/watch?v=tMqhUAgez5Y

En palabras de la Licenciada en Diseño Industrial Analaura Antúnez, ZHÚ —que significa “bambú” en chino— es una plataforma articuladora de conocimiento y de oportunidades para desarrollar proyectos con bambú. Trabajan en tres líneas de negocios: servicios de diseño, transformación, valor agregado, es decir, la caña como materia prima para transformar; medioambiente, la utilización de la planta con fines medioambientales, por ejemplo, para el tratamiento de aguas residuales, barreras de viento, energía; establecimiento de cultivos, la caña crece espontánea, silvestre, lo que impide saber qué especie es ni cuánta hay, algo que ZHÚ pretende relevar y pasar en limpio. “Creemos que son tres áreas supercomplementarias: que no nos podemos poner a plantar si no desarrollamos diseño o la parte de aplicación; o bien podríamos diseñar con la caña que hay, pero nos parece importante que al mismo tiempo se vaya desarrollando lo demás”.

“En eso de que somos una plataforma articuladora, yo siempre digo: ‘tenés un sueño con bambú, te lo facilitamos’”.

Foto tomada de la cuenta de Instagram de Analaura Antúnez.

¿Cuándo descubrís el bambú?

Mi interés por el bambú surge en una oportunidad que tuve de viajar a China, con una beca por mérito académico que daba la Oficina de Planeamiento y Presupuesto. Me presenté, quedé y fui a estudiar el bambú como podría haber ido a estudiar lo que sea. Bastante inmadura tal vez. Me encontró a mí el bambú, creo.

Una anécdota: desde chica siempre quise guardar la cuna de mi niñez, y cuando empecé con toda esta historia del bambú, en eso miramos y dijimos, “la cuna era de caña de bambú”. Y ahí decís: no sé cuándo empezó esto del bambú en realidad…

Volví a Uruguay y me enteré de que la caña tacuara es un tipo de especie de bambú y dije, “tengo que hacer algo con todo esto: no puede ser que acá lo veamos como una plaga y allá hacen todo con el bambú, en todos los niveles”.

¿Qué se puede hacer con bambú?

En cuanto a diseño se puede hacer lo que quieras: artesanal, semindustrial o industrial. Lo que tiene la caña de bambú es que se puede transformar con herramientas manuales, básicas: un machete.

En China obtuve un montón de conocimiento, pero fue todo teórico. Luego viajé a Panamá, por otra beca, y fue todo más de práctica, de las manos. Ahí nos encontramos que, de repente, con unos machetes, unas hachas y unas palas estábamos haciendo la materia prima para armar las paredes de bambú. Con pocas herramientas y bajo conocimiento podés aprender rápidamente. Eso te permite generar como subproductos: vos tenés la caña, de eso podés sacar medias cañas o latillas, que son como unos gajos, eso también se puede usar después para diseñar, son como tablitas largas. Ya a nivel más industrializado, con esas tablas se hacen los laminados, el tablero; una vez que tenés el tablero, el compensado; y podés hacer lo que quieras, porque es como la madera.

Y surgió Zhú.

Empecé a desarrollar lo que en principio fue Proyecto Bambú y después fue mutando a lo que hoy es Zhú.

El emprendimiento fue creciendo, madurando. El bambú tiene mucho para hacer y hay un montón de nichos, industrias, desde alimentos hasta carbón, textiles, madera, energía; es muy fácil perderse. A todo esto yo seguía sola con todo, y me preguntaba cómo podía empezar a pensar en monetizar el emprendimiento.

Me parece que siempre es difícil ser emprendedor, cómo hacer para que la rueda gire. Acá era un desafío extra porque el bambú es un material considerado plaga: una cosa es que no sea conocido y otra cosa es que, además, tenga una mala reputación.

Foto tomada de la cuenta de Instagram de Analaura Antúnez.

¿Cómo se conforma el equipo de ZHÚ?

A fines de 2014, comienzos del 2015, se terminó de formar el equipo de lo que hoy es ZHÚ, con mis dos socios: José Burlando y Gabriel Arenares. Eso ha hecho que yo pueda focalizarme más en el diseño.

Yoestaba buscando un socio que fuese diseñador industrial, pero no apareció. Un socio llega cuando tiene que llegar, cuando tenés las cosas claras; cuando sabés a dónde querés ir, las herramientas y los recursos van apareciendo. No había hecho el clic de que no necesitaba otro diseñador industrial a mi lado, sino a alguien que supiera hacer lo que yo no sabía.

En 2014 di con José Burlando, licenciado en negocios internacionales, con experiencia en parque agroindustrial y en la parte medioambiental. Necesitábamos un ingeniero agrónomo: conocimos a Gabriel Arenares, no tenía idea de bambú pero me llevó al campo y vi lo que hacía, y lo hacía con un amor, con una pasión, lo sentí tan “yo” en otra área que tenía que ser él.

ZHÚ es uno de los emprendimientos uruguayos seleccionados para participar de Entrepreneurship Summit 2016, en el marco de Silicon Valey. ¿Cómo tomaron esta noticia?

Nosotros somos beneficiarios del programa Más emprendedores, de Endeavor, y desde allí nos impulsaron a participar de este llamado. “Para qué te vas a presentar si no vas a quedar”, pensamos, pero estuvo bueno incluso el ejercicio de presentarse: para mí el formulario fue exigente porque nos preguntaban cosas concretas, máximo tantos caracteres, ¡y en inglés!

Si quedábamos seleccionados, pensábamos, además de ser un milagro, iba a ser un bonus track.

Haber quedado nos abrió un montón de puertas. Primero a nivel personal, porque cuando te apoyan la familia y los amigos, uno dice, “lo hacen porque me quieren”, pero cuando trasciende, es cuando decís, “capaz que hay algo más”.

Esto de Silicon Valley es todo un desafío porque es un encuentro de emprendedores que buscan inversores e inversores que buscan emprendimientos donde invertir.

De Uruguay vamos siete emprendimientos y los otros seis son TIC o software. Eso tenemos que tomarlo como una oportunidad porque los demás van a estar hablando de otras cosas, tenemos que hacer valer ser el diferente. Que organizaciones y eventos así estén mirando emprendimientos de otro perfil, medioambientales, más sustentables, eso te inspira. Te hace decir: “no estoy loca, voy bien”.

Nos interesa el networking porque nosotros no intentamos ser una plataforma local. Esto no es solo conseguir un inversor; a nivel personal es empoderarse y cumplir un sueño, decir, “quién hubiera dicho que ustedes con las cañitas se iban a ir a Silicon Valley”.

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