Por un lado, la compañía anunció que cambiaría su nombre a “Meta” (Meta Platforms, Inc.) y, por otro, que focalizará sus esfuerzos en la creación de un metaverso. A saber, esencialmente un entorno virtual inmersivo y en 3D con potencial de utilidad para el entretenimiento, la educación y prácticamente (casi) todos los aspectos de la vida humana.
Si bien el génesis de la idea de un metaverso, su alcance y materialización —e incluso su propio concepto en sí—, están envueltos en tantas incertidumbres como expectativas, hoy, algo es seguro: el metaverso se proyecta como un vasto universo de oportunidades.
Qué es el metaverso, un concepto en disputa
Si bien la palabra es tendencia, y aunque especialistas de todo el mundo han esbozado diversas aproximaciones para formular un concepto, lo cierto es que aún es temprano para definir qué es el metaverso exactamente. Por consiguiente, toda definición de metaverso resulta, cuando menos, apresurada, frágil e inexacta.
Un primer precedente puede rastrearse a la obra de Neal Stephenson, autor norteamericano de ciencia ficción quien concibió la idea de un “metaverso” en su novela Snow Crash (1992). Aunque Stephenson manifestó su descontento con Facebook utilizando esta terminología, la palabra inundó la red desde entonces y marcó el punto de partida para una carrera tecnológico-comercial a contrarreloj.
Since there seems to be growing confusion on this: I have nothing to do with anything that FB is up to involving the Metaverse, other than the obvious fact that they're using a term I coined in Snow Crash. There has been zero communication between me and FB & no biz relationship.
— Neal Stephenson (@nealstephenson) October 29, 2021
Asimismo, cuando Facebook cambió su nombre a Meta y anunció la proyección de la creación de un metaverso, lo hizo a través de Mark Zuckerberg, quien ofreció una perspectiva de lo que eventualmente podría ser un metaverso y la visión de su marca.
https://www.youtube.com/watch?v=Uvufun6xer8
Pero lo cierto es que, técnicamente, hoy no existe un único metaverso ni una única apreciación de lo que los metaversos realmente son o deberían ser. De hecho, diferentes prototipos de metaversos han existido incluso desde antes de que se crease Facebook (2003) y mucho antes de que, en 2021, la marca tomase la decisión de cambiar de nombre.
La segunda edición de A Dictionary of the Internet, publicada en 2009 por Oxford University Press (OUP), por ejemplo, refiere al término como “parte del argot utilizado para describir una representación virtual de la realidad implementada por medio de un software de realidad virtual”.
Considerando esta definición, no son pocos los mundos virtuales de los videojuegos que bien podrían categorizarse como metaversos. Y en esta suerte de nebulosa que parece estar formándose en torno al concepto de metaverso, si algo es seguro es que los metaversos y los videojuegos tienen un ADN común: la simulación de la realidad en escenarios alternativos a través de tecnologías digitales.
Así lo han comprendido también las grandes compañías de Silicon Valley. La compra de Activision Blizzard, desarrolladora de juegos de mundos alternativos y videojuegos de rol multijugador en línea tan icónicos como las sagas de World of Warcraft, Diablo o StarCraft por parte de Microsoft, por ejemplo, evidencia que los videojuegos definen el camino sobre el cual avanzar con paso firme y veloz hacia una Internet inmersiva.
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En buena medida, la concepción del metaverso hoy, potenciada por una aceleración en el desarrollo de nuevas tecnologías, implica que esa realidad alternativa sea, además, inmersiva. Que esa realidad virtual pueda percibirse como una realidad física en la que, además de jugar e interactuar con otras personas, sea posible realizar muchas de las cosas que hacemos en la realidad física, sin las barreras que nos presenta la propia naturaleza de la existencia. Y que ambos mundos, real y virtual, sean integrados.
Todo metaverso implica entonces la convergencia de realidades: la de la realidad aumentada, la realidad virtual y otras formas de flamantes tecnologías digitales (como el blockchain, la criptoeconomía, los NFT), con la realidad física.
El objetivo tecnológico, así como el de la enorme inversión comercial que está significando esta propuesta, es integrar la realidad física con la realidad virtual mediante la creación de un entorno digital en donde todas las personas puedan converger y realizar actividades que tengan un impacto tanto en el mundo virtual como en el real y físico.
En tal sentido, este contenido aborda el significado de metaverso desde esta perspectiva, y no como la oferta de una marca en particular (que como mínimo resultaría peligroso e injustificado), sino como todo espacio inmersivo tridimensional generado por tecnologías digitales que no solo permitan, sino que propicien y potencien el desarrollo de una variedad de actividades humanas que las personas podrán llevar a cabo a través de un avatar.
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Qué es un avatar
Un avatar es una identidad virtual que escoge el usuario de una computadora o de un videojuego para que lo represente en una aplicación o en un sitio web.
Cada acción o actividad desarrollada por una persona desde la realidad física en la realidad virtual del metaverso, se realiza a través de este tipo de identidades alternativas que se manifiestan en un universo paralelo al real.
El término “avatar”, de hecho, proviene del sánscrito “avatāra”, que significa “descender”. En mitologías como la hindú y la budista, el avatar es una manifestación de una deidad o alma liberada en forma corpórea sobre la Tierra. Un avatar, en tal sentido, es un ser divino encarnado desde otro plano de la existencia.
Pero volviendo al metaverso, ese avatar, como manifestación virtual, será la representación de la persona en el metaverso y su apariencia podrá personalizarse. Así, por ejemplo, el avatar podrá tener un parecido con la persona en el plano físico, guardar un vago paralelismo o bien manifestarse con una apariencia de fantasía.
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Qué se puede hacer en el metaverso
A través de estos avatares, entonces, las personas podrán desarrollar toda clase de actividades en el metaverso. Esta idea se clarifica si, de cierto modo, consideramos al metaverso como el siguiente paso evolutivo de Internet: como una Internet inmersiva en la que navegamos utilizando avatares en lugar de, por ejemplo, usuarios o perfiles.
En tal sentido, dentro del metaverso se podrá hacer todo lo mismo que hoy hacemos al registrarnos y utilizar nuestros usuarios en cualquier sitio web, e-commerce o entorno digital de Internet.
Es decir que, por ejemplo, en el metaverso se podrá socializar y establecer vínculos, jugar videojuegos, tener una propiedad y mascotas virtuales, crear y distribuir contenido, diseñar artículos de moda (por ejemplo, para personalizar avatares) y decoración (para personalizar propiedades), comprar bienes e inmuebles virtuales, crear y vender arte digital, asistir a eventos, estudiar, trabajar y, entre tantas otras cosas, obtener ganancias.
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Si bien, hasta hace algunos meses, las implicaciones del metaverso emergente para el mundo laboral han recibido una escasa atención, el contexto ha cambiado drásticamente y el panorama actual proyecta numerosas transformaciones.
Los efectos de la pandemia, especialmente el confinamiento y las limitaciones a las reuniones físicas y los viajes, han estimulando sensiblemente la búsqueda de nuevas experiencias de trabajo en forma remota e híbrida, capaces de ofrecer mayor autenticidad, cohesión e interactividad.
En tal sentido, todo parece estar listo para que el metaverso vuelva a transformar el mundo del trabajo, al menos en aspectos fundamentales como el surgimiento de nuevas formas inmersivas de colaboración y trabajo en equipo, la aceleración en el aprendizaje, la adquisición de nuevas habilidades a través de la virtualidad y el eventual surgimiento de una economía de metaverso con empresas, roles y puestos de trabajo completamente nuevos.
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Los especialistas coinciden en que la implementación de esta transformación será gradual, conforme avance la tecnología y el desarrollo de la infraestructura necesaria —tanto analógica como digital— para ponerse en funcionamiento. Muchos de estos elementos, de hecho, van a constituir y dar forma a las características propias de lo que será el metaverso.
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Características del metaverso
A grandes rasgos, algunas de las características del metaverso temprano serían:
- Ser sincrónico, capaz de experimentarse en vivo y en directo.
- Ser persistente y contínuo (nunca se "reinicia", "pausa" o "finaliza")
- Regularse por una economía completamente funcional, donde las personas y las empresas deben poder crear, poseer, invertir, vender y recibir recompensas.
- Ser una experiencia que vincule y abarque tanto el mundo digital como el real.
- Contar con el aporte de una amplia variedad de contribuyentes que generen contenido y experiencias que nutran el ecosistema.
- Ser interoperable, para permitir utilizar objetos y otros elementos virtuales en todos sus entornos.
No obstante, para que el metaverso adquiera todas estas características, es necesario el referido perfeccionamiento de las tecnologías que han empezado a engendrar la materialización del metaverso, por lo pronto: la realidad virtual y aumentada, la blockchain, las criptomonedas y los NFT.
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Metaverso y realidad virtual
De acuerdo a los especialistas, se podrá acceder al metaverso de diversas formas y no siempre será necesario utilizar dispositivos de realidad virtual. Sin embargo, para que el metaverso efectivamente sea inmersivo, no solo serán necesarios estos dispositivos, sino también maximizar el desarrollo de las tecnologías de realidad virtual contemporáneas.
Los dispositivos de realidad virtual disponibles, como los cascos o lentes que se pueden adquirir hoy en el mercado, actualmente presentan ciertas limitaciones. Interconectar estos dispositivos a través de la red permitirá nuevos mecanismos de colaboración e interoperabilidad, permitiendo que las experiencias de cada usuario interactúen entre sí para crear experiencias nuevas y más ricas que las que se pueden lograr hoy.
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Por otra parte, los cascos de realidad virtual del mercado actual son considerablemente incómodos, por ejemplo, para darles un uso extendido, lo que impide que las personas pasen las suficientes horas en un entorno de realidad virtual. Para acceder entonces a un universo alternativo y tridimensional completamente inmersivo (es decir, el rol que jugará la realidad virtual en el metaverso) aún es temprano.
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Metaverso y realidad aumentada
En sintonía, el desarrollo de una tecnología de realidad aumentada que efectivamente permita a las personas tener una experiencia inmersiva, también está en proceso. Sin embargo, la relación entre el metaverso y esta tecnología también es distinta.
A diferencia de lo que ocurre con la realidad virtual —que es completamente virtual—, la realidad aumentada utiliza el contexto de la realidad física para incorporar nuevas capas de información y dar así lugar a una realidad mejorada: una realidad aumentada.
Aunque la realidad aumentada no será necesaria para acceder al metaverso ni para construir espacios virtuales en su interior, permitirá añadir a un entorno una nueva dimensión adicional. Mediante el uso de imágenes, sonido, texto y datos, como por ejemplo de geolocalización, a través de un GPS, será posible enriquecer los entornos digitales del metaverso para llevarlos aún más allá y modificar la percepción de profundidad en la realidad virtual.
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Metaverso y blockchain
El origen del término metaverso, como vimos, se remonta a la década de los 90. Para entonces, la idea de un universo virtual paralelo al real pertenecía únicamente al mundo de la ciencia ficción y, en buena medida, más allá de la variable tecnológica, esto se debía a la ausencia de un sistema económico capaz de sostenerlo como tal.
Sin embargo, el desarrollo de tecnologías como las del blockchain, que permite almacenar propiedades e informaciones transaccionales sin una autoridad administrativa centralizada que lo domine, trasladó la discusión desde el mundo de las fantasías a uno muy real. Hoy son muchas las plataformas que, basadas en la tecnología blockchain, utilizan los llamados tokens no fungibles (NFT, por sus siglas en inglés) y las criptomonedas para sostener un ecosistema en donde sea posible crear, poseer y monetizar activos digitales de forma descentralizada.
El hecho de que la blockchain pueda funcionar a nivel global, como una fuente digital que opera de acuerdo a un principio descentralizado, es precisamente lo que marca el límite entre un metaverso y un universo virtual tradicional, como los de los videojuegos o los de aplicaciones de la Internet clásica, donde las posibilidades están limitadas a lo que han determinado los desarrolladores detrás de la marca, el sitio web o la aplicación en sí.
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Metaverso y criptomonedas
Las criptomonedas son un tipo de moneda virtual para utilizarse en un espacio virtual. En efecto, son un factor clave para el desarrollo del metaverso, ya que representarán la moneda que regulará su economía, tal como lo hacen las monedas reales actuales en sus respectivos ámbitos de dominio en el mundo real.
Como es de esperarse, muchas de las lógicas y las dinámicas que hoy regulan el mundo real serán replicadas en el metaverso. Una de esas será, sin dudas, la que refiere a los negocios, la economía y el uso del dinero.
En tal sentido, la gente utilizará las criptomonedas como moneda de cambio para comerciar, comprar, pagar, alquilar y realizar todo tipo de acciones monetarias dentro de este espacio virtual.
La relación entre las criptomonedas y el metaverso es entonces magnánima, en tanto el universo virtual necesitará una moneda descentralizada, segura y virtual. Y eso es precisamente lo que son las criptomonedas.
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Metaverso y NFT
Finalmente, también resulta medular hablar de los NFT (Non Fungible Tokens) o tokens no fungibles. En pocas palabras, los NFT funcionarán en el metaverso tal como lo hacen hoy los objetos del mundo real en el universo existente.
Además, representan el componente clave del metaverso emergente, donde la viabilidad, en buena medida, depende de la tokenización de los activos (dicho de otro modo: de volverlos realmente originales en el espacio digital).
Es que la tecnología NFT es la que permite la singularidad: brindarle una auténtica propiedad digital al propietario de un activo. Asimismo, la principal razón por la que los NFT son tan populares es su viabilidad en relación con la blockchain.
La tecnología NFT funciona a través de la blockchain tal como ocurre con las criptomonedas: mediante una red descentralizada de computadoras, con bloques y nodos enlazados, que se aseguran mediante criptografía. De este modo es posible adquirir la exclusividad y la propiedad perpetua de un activo en el metaverso, que ese activo sea único e irrepetible y que brinde las garantías de su valorización, seguridad e irrepetibilidad.
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Tipos de metaversos
El gradual desarrollo de estas tecnologías está dando paso a diferentes tipos de metaversos o, mejor dicho, prototipos de universos digitales interconectados e inmersivos, aunque aún desconectados entre sí.
Por lo pronto, en relación con este aspecto en particular, es posible hablar de dos tipos de metaverso: los metaversos en desarrollo que serán controlados por una entidad central (como, por ejemplo, Fortnite o Roblox) y los de tipo descentralizado, que están siendo construidos y controlados por diversas comunidades. Cuanto más descentralizado es uno de estos entornos digitales, más usuarios gobiernan el proyecto.
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Metaverso centralizado
En un metaverso centralizado, existe una única entidad gobernando toda la red que constituye su entorno, con servidores internos, productos y políticas previamente establecidas para regular el funcionamiento de ese mundo virtual.
En entornos centralizados, como los de los referidos videojuegos Fortnite y Roblox, la comunidad virtual que habita dentro de las fronteras de ese espacio está limitada dentro de los parámetros que sus gobernadores han habilitado.
Allí, la comunidad puede interactuar y compartir sus experiencias, jugar, trasladarse y hacer compras, pero sin tener la libertad de controlar ni poseer espacios o propiedades del entorno digital. Las posibilidades dentro de un metaverso centralizado siempre son limitadas.
Metaverso descentralizado
En un metaverso descentralizado, por otra parte, no hay límites. Al ser de código abierto, sus usuarios tienen la libertad de controlar su propia experiencia casi por completo. El control del entorno digital se encuentra en manos de la propia comunidad en sí y no tiene una autoridad central que defina límites.
El control del metaverso descentralizado emana de los usuarios, de este modo, no solo tienen el control real sobre sus propios activos digitales, sino sobre la forma en que se construye y opera el metaverso en sí mismo.
Podríamos decir que este tipo de metaverso es el auténtico metaverso como tal, en tanto la descentralización es una de sus características definitorias de lo que debería ser. Este es el metaverso que está emergiendo ahora mismo, y, como hemos visto, es posible gracias a tecnologías como los NFT, las criptomonedas y la blockchain.
Por la misma razón y por el estado actual de estas tecnologías, no todo sucederá al mismo tiempo. El metaverso requerirá el desarrollo de nuevas tecnologías, protocolos, empresas, innovaciones y descubrimientos para ser plenamente funcional.
En tal sentido, por definición, requerirá que innumerables profesionales trabajen en los más diversos proyectos para acercarse con paso firme hacia sus grandes ambiciones.
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