El consumo responsable entiende que, en el sistema actual, es necesario consumir, dado que se trata de un hábito automatizado que no requiere reflexión deliberada. Lo que necesitamos es tomar conciencia. Esta demanda genera un mundo caótico, descontrolado donde es necesario detenerse a reflexionar. Es hora de despertar.
El consumo libre se sorprende del hecho de “comprar por comprar”, ya sea por satisfacción o libertad. La abundancia y la ansiedad de consumo aparece por nada en particular y únicamente por pertenecer; se genera una felicidad instantánea y una ansiedad por cambiarlo permanentemente.
Lucía Torchelo, Nicole Brande y Florencia García contaron de qué forma construyeron sus colecciones, a qué desafíos se enfrentaron y cómo vivieron por dentro la experiencia de participar en Please don´t buy, “un gran evento de modas”, como lo define la coordinadora de la carrera, Mariana Muzi.
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El desafío: interpretar una macrotendencia y llevarla a un terreno personal
Lo primero, sostiene Torchelo, es reconocer todos los puntos que abarca una macrotendencia y cuál es su esencia. Esto, según Brande, al comienzo puede ser abrumador. “Es mucha información; si bien se presenta en un lenguaje bastante digerido, poder reconocer qué de todo lo que vemos es lo que realmente necesitamos, lleva tiempo de estudio”. García apunta que esta etapa llevó varias semanas de trabajo.
A la hora de diseñar, continúa García, las tendencias ya estaban incorporadas: “inconscientemente utilizaba recursos o formas que me habían quedado”. Trasladar toda esa información al terreno personal “es lo más motivante como diseñador”, señala Torchelo: “lo que plantees usando esa tendencia te puede distinguir, que el producto sea algo único y te pueda identificar, que es uno de los objetivos de la materia Diseño de Colecciones”. Brande coincide: “El proceso de interpretación busca poder entender qué se plantea y poder familiarizarnos con los conceptos que introduce, para así poder apropiarnos de ellos y darles nuestro toque personal”.
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El proceso: reforzar el concepto mediante el manejo de la materialidad
Existen ciertos elementos que ya están dados por la tendencia elegida, como la colorimetría o materialidad. Para poder “despegarse y proponer algo diferente” una herramienta que se puede emplear es la experimentación textil, como ser, las estampas. Así lo entiende Nicole Brande: “permite fusionar un material con un concepto y obtener un resultado que estéticamente funcione y que, a su vez, transmita el mensaje, sin alejarse de los lineamientos de la tendencia y potenciando el concepto a trabajar”.
Lo mismo sucede en el caso de los avíos. Brande decidió realizarlos en acrílico calado y grabado en láser. De esta forma, explica, se convierten en parte fundamental del diseño, ya que aportan a la propuesta desde lo estético hasta lo conceptual. “Nada está librado al azar, todo lo que compone cada prenda se elige, desde la tela hasta el botón y el color del hilo con el que se cose: cada elemento es una oportunidad para reforzar el concepto”.
Así lo entiende Florencia García, quien dijo sentirse muy cómoda “transmitiendo a través de las estampas y las texturas”, por lo que, dice, en su colección “el manejo de la materialidad es lo fundamental y capaz no tanto la forma de las prendas”.
Lucía Torchelo, por su parte, considera que los textiles, las estampas y los avíos es lo que permite “volcar la idea que tenés en mente y transmitir el mensaje que querés”. De hecho, opinó que “tienen más importancia que la forma en sí misma”.
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El resultado: lograr una funcionalidad vanguardista conjugando el concepto, la morfología y el patronaje
“Es lo más difícil de lograr”, afirma Torchelo. “Todo lo que son textiles, estampas y avíos te permiten reforzar el concepto. Es como que, a la vista general, es más fácil de reconocer lo que se quiere estar transmitiendo. Sin embargo, cuando nos vamos a lo que es la morfología o lo que es el patronaje, no creo que todo el mundo sea capaz de visualizarlo de forma tan sencilla”.
Por ese motivo es que deben ser complementarios: “si te dejas llevar solo por el patronaje y la morfología y no le das importancia al resto, el mensaje no se termina de transmitir”.
“Las tendencias ya te dan un aporte vanguardista, el desafío es adaptarlas en elementos que transmitan el concepto”, opina García. “El diseño de esta colección fue como el armado de un puzzle: de ejercicios de collage sacamos las formas y el patronaje, de las tendencias, recursos y colores, del concepto, ideas de estampas y texturas; después unimos todo, asegurándonos tener un producto de tendencia, vanguardista, pero con un aporte personal”.
Cuando se proponen prendas para pasarela, como era el objetivo de esta entrega, “es un desafío lograr que las prendas se vean diferentes”, opina Brande. “Que respondan a las horas de estudio y pienso que hay detrás de cada centímetro de tela, de cada color, de cada decisión tomada”.
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La experiencia personal
“Cuando iniciamos con el proyecto me imaginaba algo súper distinto y es increíble cómo poco a poco fue virando”, contó Florencia García. “El proceso es largo e intenso, entonces es difícil abstraerse y ver el camino que vas siguiendo. Después de unas semanas, veo el resultado y no puedo creer que mi idea inicial, que nada tenía que ver, terminara en este producto”.
Este proceso supuso maduración tanto en lo personal como lo académico, sostuvo Lucía Torchelo. “Mi mirada hoy es: animarse a salir de lo tradicional, ir por otros lugares, no dejarse llevar siempre por donde uno se siente más cómodo. Me parece que hay un millón de opciones donde uno se puede desarrollar, en las que uno puede marcar la diferencia, si bien todo eso lleva un trabajo extra, termina siempre valiendo la pena”. Nicole Brande dijo que todo el proceso se puede comparar con un reto, dado que fue muy desafiante. “Fue necesario invertir en tiempo, en recursos, en horas de estudio. Nada se deja al azar cuando nos enfrentamos a un desafío como este. Entonces, llega un punto donde lo académico pasa a ser parte de lo personal y viceversa”.
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Quince años de Puesta en Escena
En 2019 se llevó adelante la edición número 15 de Puesta en Escena, donde estudiantes de tercer año de la Licenciatura en Diseño de Modas realizan su muestra de producciones académicas, con el objetivo de incorporar al alumnado a la dinámica de investigación, el diseño y la gestión, donde el perfil propio del futuro diseñador se conjuga con las exigencias de un producto innovador y comercial.
Desde el inicio, esta plataforma fue gestada con la intención “de ir dando experiencias reales a nuestros alumnos”, destacó la coordinadora académica de la Licenciatura en Diseño de Modas, Mariana Muzi. “El tercer año tiene como meta que, mientras el equipo de ORT genera todo el evento, los estudiantes solo se encarguen de la generación de sus colecciones y de la definición de aspectos puntuales. Queremos que se concentren en las herramientas que están incorporando académicamente y que se luzcan con sus productos vestimentarios en pasarela”.
La primera edición de Puesta en Escena fue en el Auditorio de la Escuela de Comunicación. Ante “la necesidad de ir creciendo y poner la vara más alta”, el evento se hizo en Melrose, donde llegaron a haber 1.000 invitados y 200 personas trabajando detrás de escena. Más adelante el evento se trasladó al Teatro El Galpón, “donde las escenografías se volvieron muy protagónicas”. Muzi remarca que en los primeros años “tenía un formato más de desfile tradicional” y cuando se pasó a El Galpón, las escenografías eran pensadas mucho más acorde a las temáticas, con otros recursos lumínicos y de puesta en escena. Luego fue el turno la sala Zavala Muniz del Teatro Solís y finalmente se llegó al Auditorio del Sodre, donde se realiza en la sala Hugo Balzo desde hace algunos años.
Con el tiempo se fue incorporando tecnología, mapping por ejemplo, o bien la música, que antes se seleccionaba en el Estudio de Radio de la facultad y desde hace unos años ya se cuenta con DJ que toma partido sobre la temática del evento.
“Trabajamos como se trabaja profesionalmente, integrando las habilidades de cada uno; en el caso del DJ le contamos todo el partido conceptual, de las estudiantes, de las colecciones, ellos se involucran y ese día empiezan a generar la música especialmente para el evento. Lo mismo la gente que hace toda la parte de iluminación”, detalló Muzi.
Hoy en día contamos con un marco ideal, con mucha visibilidad tanto para los jóvenes como para sus familias. O sea que tenemos un panorama inmejorable, con una sala muy dinámica que nos permite adaptar nuestras escenografías año a año.
Las alumnas como protagonistas
La propuesta conceptual de cada Puesta en escena parte del trabajo de Mariana Muzi junto al docente Hugo Millán. A partir de allí, el equipo de Diseño se encarga de gestionar desde la locación hasta la escenografía, es decir, de todos los aspectos logísticos. “Ellas lo ven desde otro lugar, desde el inicio lo pensamos así para que fuese un pasaje gradual”, explicó la coordinadora. “Es en cuarto año cuando tienen que sumar todo lo que hicieron en tercero, más toda la gestión del evento, que es parte también de los contenidos académicos que se imparten en la materia Diseño y Producción de Eventos de Moda”.
Las futuras diseñadoras, entonces, deben concentrarse en visibilizar su impronta personal sobre el concepto propuesto, lo que derivará en que sus producciones que se luzcan en un buen espectáculo. Además, se trata de una instancia donde —a diferencia del evento de cuarto año— se involucra también a las familias, para que familias “conozcan un primer resultado de pasarela, porque si bien van viendo, no en esta magnitud y en este tenor”.
Los resultados están en una etapa de tránsito en la carrera, sostuvo Muzi. “Para ellos es un momento de poder verse y reflexionar sobre cómo están en la carrera. Hay mucha cosa para sacar en esta exposición. Lo que les enseñamos es a ser autoexigentes, proactivos y a innovar en cada propuesta”.