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Packaging centrado en el usuario: del concepto al envase funcional

En este artículo exploraremos cómo aplicar un enfoque centrado en el usuario para el diseño de packaging, analizando los elementos que lo hacen funcional, accesible, intuitivo y sostenible.  

Packaging sustentable

Si algo deja claro el 2025, es que la experiencia de usuario es cada vez más relevante en todas las etapas de consumo en cualquier tipo de producto, y el packaging no es la excepción.  

Lejos de ser un simple contenedor para enviar o guardar productos, el packaging ha pasado a convertirse en una herramienta estratégica que conecta marcas con usuarios. Desde su aspecto en la tienda, hasta cómo se abre en casa, cada detalle influye en la percepción, la usabilidad y la fidelidad del consumidor. 

Más allá de su definición técnica, es esencial comprender qué es realmente el packaging y cuál es su valor para la comunicación de una marca. 

¿Qué es el packaging

La palabra packaging proviene del inglés y se traduce como “empaque” o “envase”. Es lo que conocemos como el envoltorio o caja donde viene guardado un producto. 

Sin embargo, hoy en día el packaging cumple más funciones que no se relacionan solamente con su traducción literal: 

  • Protección del contenido durante el transporte y almacenamiento. 
  • Comunicación de la identidad de marca y atributos del producto. 
  • Experiencia: cómo se abre, manipula y reutiliza. 
  • Sostenibilidad para reducir el impacto ambiental. 

El diseño centrado en el usuario lleva este concepto un paso más allá, enfocándose en crear soluciones que respondan a las verdaderas necesidades del consumidor. 

Se considera la facilidad de uso, comodidad, comprensión clara de la información y valores (como el cuidado del medioambiente).  

Diseño centrado en el usuario 

El packaging está presente en cada producto que consumimos, desde la comida en el supermercado hasta la tecnología, o incluso los medicamentos, pero rara vez paramos a pensar en todo lo que implica su diseño.  

Los diseñadores modernos deben intentar responder este tipo de preguntas.  

¿Es fácil de abrir? ¿Se entiende la información? ¿Es sostenible? ¿Refleja los valores de la marca? ¿Transmite confianza y calidad?

El packaging centrado en el usuario es una tendencia que pone a las personas en el centro del proceso de diseño, y donde es necesario entender cómo interactúa la persona con el producto en cada etapa del proceso de compra. Desde la tienda a la casa, incluso en el momento de tener que desechar el producto.  

Esto implica la investigación de comportamientos reales. Al observar cómo las personas manipulan los envases, detectan qué les resulta confuso, incómodo o molesto, podemos entender qué aspectos valoran y cómo generar una experiencia positiva.  

El objetivo no es solo que el envase funcione, sino que sume valor a la experiencia del producto. 

Más allá del cartón y el plástico 

El tipo de material que se decida utilizar para un producto o su envase puede tener un impacto grande tanto en la funcionalidad como en la percepción de marca.  

Elegir los materiales adecuados es una de las decisiones más importantes que los diseñadores pueden tomar a la hora de diseñar experiencias centradas en el usuario, y no se basan únicamente en costos o estética. 

Packaging

Al momento de diseñar, se deben tomar en cuenta estas categorías clave: 

Funcionalidad 

El objetivo principal de cualquier envase es proteger al producto durante el transporte, almacenamiento y manipulación. Esto incluye resistir golpes, cambios de temperatura, humedad, y evitar filtraciones o contaminación. 

Además, debe preservar las propiedades del producto durante el mayor tiempo posible. Por ejemplo, al crear una barrera efectiva contra el oxígeno o la luz cuando se trata de alimentos. O asegurar que el producto no se altere al contacto con el envase si se trata de un cosmético. 

Muchos productos alimenticios ahora utilizan envases con cierres herméticos reutilizables o tapas de fácil apertura, especialmente útiles para personas mayores o con movilidad reducida. 

Usabilidad 

Otro factor a considerar en el diseño de packaging es la manera en que el usuario interactúa con el envase, y qué tan sencillo o intuitivo le resulta este proceso.  

Un packaging sostenible es aquel que no genera fricción, no necesita instrucciones complejas o requiere fuerza excesiva para acceder al producto en su interior. 

Por ejemplo, ciertos plásticos flexibles permiten crear envases tipo pouch que se comprimen y reducen residuos, pero deben incluir sistemas de apertura y cierre que no frustren al usuario. Por otro lado, materiales rígidos como el vidrio pueden dar una sensación de calidad, pero deben diseñarse para que no sean pesados o frágiles. 

Estética 

La estética no es un detalle superficial, sino un componente emocional clave para el usuario. El material elegido, junto con decisiones relacionadas con colores, texturas o brillos, puede comunicar mucho sobre la identidad del producto y de la marca. 

Packaging

Por ejemplo, un cartón mate y natural puede sugerir que el producto es orgánico o artesanal, mientras que un plástico brillante puede asociarse a lo moderno y funcional.  

La estética también afecta la manera en que los usuarios perciben una marca. Los envases con buena terminación, impresión nítida y materiales que se sienten bien al tacto dan la idea de un producto confiable y duradero, lo cual aumenta la posibilidad de que un usuario continúe comprando productos de la marca. 

Sostenibilidad 

Hoy, más que nunca, los usuarios están atentos al impacto ambiental que genera el producto que compran. El packaging es uno de los elementos en el centro de esta conversación. 

Materiales compostables, reciclables o reutilizables tienen más protagonismo y preferencia con los usuarios, siempre que su uso sea claro y práctico. 

Pero no se trata solo de elegir un material ecológico. También es clave que el usuario sepa cómo deshacerse de ese envase.  

Un packaging compostable que el consumidor tira a la basura pierde todo su valor, y genera desconfianza. Por eso, comunicar claramente las instrucciones de disposición es parte del diseño centrado en el usuario. 

Diseño inclusivo 

Para diseñar packaging con el usuario en mente, se deben considerar las diversas capacidades, contextos y realidades de las distintas personas. Es ahí donde entra en juego el concepto de diseño inclusivo

No todas las personas interactúan con los productos de la misma forma, ni tienen las mismas capacidades. Lo que para algunos es simple, para otros puede ser un obstáculo. Personas con manos pequeñas, baja visión, barreras idiomáticas o limitaciones cognitivas pueden tener distintas experiencias con un envase. 

El trabajo del diseñador está en facilitar estas experiencias y evitar que se conviertan en procesos frustrantes o insatisfactorios. 

Fácil apertura y cierre 

Los envases que requieren demasiada fuerza, movimientos complejos o herramientas (como tijeras o cuchillos) generan frustración. En muchos casos, pueden ser inaccesibles para personas mayores, con artritis, o con movilidad reducida.  

Packaging

Al incorporar sistemas de apertura fácil o elementos que guíen al usuario (como flechas), se puede hacer una gran diferencia para crear una experiencia más satisfactoria. 

Además, los sistemas de cierre reutilizable no solo alargan la vida útil del producto, sino que mejoran la experiencia de uso diario. Un envase que se abre con facilidad y se vuelve a cerrar correctamente, evita desperdicios y permite un uso más seguro. 

Información clara y comprensible 

La forma en que se presenta la información en el envase también es parte del diseño centrado en el usuario. El lenguaje debe ser directo, sin mensajes técnicos difíciles de entender.  

La tipografía debe tener buen tamaño, contraste y jerarquía. Y los íconos o símbolos deben ser universales y fáciles de interpretar. 

Un packaging centrado en el usuario no busca diseñar para la mayoría, sino para la mayor cantidad posible de personas. 

También es importante pensar en la diversidad de usuarios en cuanto a alfabetización o dominio del idioma. Por eso, los pictogramas, colores y diagramas simples son herramientas clave para comunicar instrucciones de uso o advertencias. 

Considerar la experiencia en todos los contextos 

Un envase puede usarse en diferentes condiciones. Por ejemplo, con una sola mano, en movimiento, con guantes, o con apuro. Agregar relieves o texturas diferenciadas puede ayudar a reconocer un producto al tacto.  

Usar envases que se mantengan estables en superficies también mejora la experiencia de quienes necesitan apoyo extra, lo cual lo convierte en un producto más accesible. 

La inclusión también implica pensar en familias, niños, personas mayores, e incluso en quienes tienen necesidades sensoriales particulares.

Diseño responsable 

Uno de los grandes desafíos actuales es diferenciar el packaging sostenible real del llamado greenwashing, es decir, acciones que parecen responsables con el medioambiente, pero que en realidad no lo son, o sus intenciones no son genuinas. 

Un diseño sostenible debe considerar todo el ciclo de vida del envase: desde la extracción de los materiales hasta su disposición final. Esto incluye no solo el tipo de material, sino también su cantidad, cómo se fabrica, cómo se transporta y si es posible separarlo, reutilizarlo o compostarlo una vez que cumplió su función. 

Packaging

No todo material ecológico es cómodo o adecuado para todos los productos. Por ejemplo, un material compostable que se deshace con facilidad puede generar una mala experiencia si no protege bien el producto o se degrada antes de tiempo. 

Algunos envases están diseñados para tener una segunda vida. Frascos que se convierten en contenedores, bolsas que pueden reutilizarse como organizadores, cajas que se transforman en juegos o decoración. Estos diseños no solo reducen el impacto ambiental, sino que generan un vínculo emocional con la marca. 

En tiempos donde la experiencia del consumidor es clave para diferenciarse de la competencia, el packaging puede ser un aliado estratégico o un obstáculo silencioso.  

Al final del día, un buen packaging no solo protege un producto, sino también una experiencia, un vínculo y un propósito.

Apostar por envases más intuitivos y sencillos, sostenibles e inclusivos no solo mejora la experiencia del usuario, sino que también construye marcas más conscientes, responsables y conectadas con su público. 

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