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Cuando el corazón late como un martillo es una muestra atravesada por la fuerza y el impulso de la primera generación de la Licenciatura en Diseño, Arte y Tecnología, que egresa de una carrera que explora las posibilidades y desafíos de esta época.
Instalaciones inmersivas, video mapping, diseño sonoro, robótica y realidad aumentada son algunas de las herramientas con las que esta generación de artistas golpea los límites expositivos desplegando sus propuestas en los 2000 metros cuadrados del antiguo Espacio Ciencia de Latu.
Una alianza entre ORT y el LATU sirvió como punto de partida para reflexionar a través de las propuestas artísticas de los estudiantes sobre el desarrollo sustentable del país.
Una nueva generación de artistas
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Constanza Morero
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Silvina Cortés
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Paloma Oribe
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Camilo Romano
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Nicolás Guala
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Juan Manuel Domínguez
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Delfina Graña
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Candelaria Sartori
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Nicole Fiser
Proyectos expuestos en el LATU
Proyectos
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Coetzy, por Constanza Morero
La obra es un ambiente inmersivo e interactivo que traslada la intimidad del artista a quien visite su habitación. El ambiente recrea lo que sería el dormitorio del artista; el lugar donde duerme, sueña, despierta, respira, vive, siente y crea. En ese espacio, las cuatro paredes están pintadas, y en conjunto con los objetos que se encuentran allí, cuentan de manera integrada una historia. Esa historia trata de creatividad, inquietudes, miedos, incógnitas, oscuridad, manifestaciones, aceptación, amor, resiliencia y expresión.
“La obra surge de una reflexión bastante personal, quise contar una historia, de izquierda a derecha: empezar desde mi infancia hasta el momento de hoy, donde el arte es un estilo de vida”.
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Donde el alma no hace pie, por Silvina Cortés
La pieza reflexiona sobre las funciones psicológicas inconscientes que operan para proteger al individuo tanto de sus ideas y sentimientos vinculados a conflictos internos, como de diversos estresores externos. En este sentido, se hace foco sobre dos aspectos autobiográficos vinculados a vivencias turbulentas, como lo son el desencadenamiento de episodios depresivos y comportamiento dañino, y su consecuente tratamiento farmacológico y terapéutico.
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Memoria, herencia y colección de una realidad onírica, por Paloma Oribe
“Estas obras cuentan historias de la memoria, de mi memoria, de lo vivido o de recuerdos heredados”. La memoria y los recuerdos como parte de la identidad: los objetos como representación de vínculos, vivencias y experiencias. “Me gustaría guardar las historias para siempre, coleccionarlas”.
En una instalación cíclica, “que no tiene principio ni fin”, se presentaron varias piezas. La central es un videomapping de 12 telas proyectadas: las blancas con ilustraciones hechas a mano, escaneadas y animadas, las negras realizadas mediante programación. También se propone videoarte mediante tres multipantallas, donde se ven pequeños cofres, prendedores y libros. Por otro lado, un videoperformance intervenido de distintas formas, como ser el vestido de novia de su madre, un tapado que le perteneció a una amiga —y le significó el concepto de libertad— y un producto del diseñador Oscar de la Renta. “Hay una autora que dice que los tejidos y las prendas guardan parte de lo que uno vivió con ellas”, resumió.
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El tiempo huye, por Camilo Romano
Concebido como una ucronía, se trata de un proyecto reactivo que se esconde al espectador. Como la historia que no se deja ver, las piezas reaccionan a la cercanía de los espectadores ocultándose parcial y totalmente. Formado por cuatro obras que comparten la naturaleza conceptual del proyecto, se incluirá una escultura electrónica, video mapping, un ready-made y la huella de una acción.
“Hay una quemada de cubierta en el piso, con mucho caucho, que se llama la huella, donde cada persona que viene lo pisa y también deja su huella; está el cachilo, este vehículo viejo, que es la prueba viva de que existieron vehículos en otro momento; hay un videomapping en el fondo que, cuando la gente pasa por ahí, se le dificulta la visión, porque es una obra reactiva, que se esconde al espectador; hay una escultura electrónica que también se esconde al espectador, porque cuando uno se acerca, la obra se apaga y se ve a uno mismo”.
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Cuprum, por Nicolás Guala
La obra tiene un enfoque en el concepto de lo humano y el valor. Haciendo énfasis en cómo nosotros, la sociedad, entendemos la idea de valor y la llevamos a cada ámbito de nuestra vida. Tanto así al punto de entender la vida propia y ajena como algo clasificable dentro de una escala de valor.
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Alerta verde, por Juan Manuel Domínguez
A partir de la aplicación incesante de agroquímicos cercana a hogares en la zona de El Colorado, se plantea un abordaje sobre el uso de agroquímicos tanto a escala local como global. ¿Cómo viviremos juntos allí, en medio de lo aparentemente natural pero sumergidos en nubes de agrotóxicos? Reimaginar, recrear y restaurar las formas de vida de la comunidad que habito.
“Yo quería trabajar con algo acerca de comunidad, vivo en El Colorado y ahí hay muchos hogares y, a su vez, hay plantaciones de frutales y viñedos, entonces está el problema de los agroquímicos; existe esa tensión entre lo que parece natural y lo que no es, es una zona muy verde pero en realidad está muy contaminada”.
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Punto ciego, por Delfina Graña
Se propone un sistema a modo laboratorio que investiga a través de la relación del usuario con el espacio instalativo, dos de los principios provenientes de la mecánica cuántica. La instalación constará de un sistema de tres estaciones dispuestas formando una forma triangular alrededor de un centro de poder eléctrico que las hará funcionar.
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Monumento al inútil, por Candelaria Sartori
Entre otras áreas, el LATU hace control de calidad de sillas. “Me pareció brillante porque es un elemento tan básico que vemos siempre en todos lados, entonces pensé ¿qué pasa si le sacamos alguna funcionalidad, lo hace ‘menos silla’, lo hace ‘más silla’? Eso también lo podemos ver en las personas: este es más capaz, este es menos, está bien está mal”.
¿Pierden utilidad? Simplemente se transforman. Un bien y un mal dependiendo quién lo juzgue, un absurdo.
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Lux Æterna, por Nicole Fiser
En relación con el disparador “capacidades analíticas del color” proveniente de la investigación sobre el LATU, busco hacer visible el funcionamiento del espectrofotómetro, el cual mide la absorción de la luz de los diferentes colores. El dispositivo hará evidente y jugará con esta cualidad del color. De esta forma pretendo cuestionar la realidad generada mediante nuestros sentidos, centrándome en la visión como forma de conocer y explorando las diferentes formas por las cuales nos engaña constantemente. Ya que la obra indaga en la percepción, el espectador será clave a la hora de completar la pieza.
Fernando Foglino
No es para nada común que artistas tan jóvenes estén exponiendo en la escena uruguaya del arte. Haber tomado este desafío y realizarlo de tan buena manera me emociona mucho. Yo desearía, como próximo paso, verlo en las salas de exposición de Montevideo, del Uruguay entero e, incluso, del exterior incluso.
Fernando Foglino, docente a cargo