La infografía es un potente recurso de comunicación visual que conjuga datos y conceptos para ayudarnos a comprenderlos de forma dinámica y efectiva.
A su vez, este recurso permite aumentar el alcance y difusión de los mensajes transmitidos.
En este artículo se explora en detalle qué es una infografía y cómo esta herramienta ayuda a transformar textos extensos y cifras en mensajes atractivos para distintos públicos.
También se conocerán diversos tipos de infografía y ejemplos de sus aplicaciones a través de la historia.
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Qué es una infografía
En el campo del diseño gráfico, pocos recursos son tan efectivos para transmitir información compleja como la infografía, una de las herramientas más preciadas de la comunicación visual.
El propio término que le da nombre resulta muy ilustrativo: una fusión de las palabras “información” y “gráfica”, haciendo referencia a representaciones visuales que combinan datos, texto conciso y elementos gráficos (como íconos, ilustraciones, tablas y diagramas) para presentar un tema de forma clara, comprensible y atractiva.
Según la revisión académica titulada Infographics in educational settings: a literature review (2023), publicada por el Institute of Electrical and Electronics Engineers (IEEE), entender qué es una infografía y cuáles son sus aplicaciones es parte fundamental en la carrera profesional de quienes se dedican al diseño gráfico y la comunicación visual en distintos formatos y plataformas.
Lejos de tratarse de un simple póster o una ilustración decorativa, una infografía es una representación visual de información y datos.
Asimismo, dentro de una infografía se utiliza una combinación estratégica de elementos comunicativos.
Entre estos elementos pueden incluirse: diversos tipos de gráficas (circulares, de barras, de líneas, de dispersión, diagramas de caja, mapas de calor, etcétera), imágenes, íconos y texto conciso (con distintos tamaños de letra y estilos tipográficos), todos integrados para transmitir un mensaje determinado.
Los recursos de animación e interacción también están cada vez más presentes en las infografías, gracias a la continua incorporación de nuevas tecnologías en la comunicación, la educación y el entretenimiento.
En los formatos y plataformas correspondientes, una infografía animada se ve enriquecida respecto a sus versiones estáticas gracias a la incorporación de movimientos, efectos, videos e incluso recursos de audio.
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Según se expresa en la citada revisión, el valor máximo de una infografía reside en su capacidad para simplificar información compleja y hacerla accesible.
De esta manera, su uso sirve como un puente visual que facilita la comprensión global de sus contenidos.
Cada elemento de la infografía trabaja de manera integrada y articulada con los demás, permitiendo que su composición y presentación ayuden a guiar su lectura e interpretación.
Es así que se logra simplificar los datos más complejos mediante su adaptación eficaz al formato infografía, haciendo que su entendimiento y recordación pueda alcanzar a más lectores/receptores de su mensaje.
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Para qué sirve una infografía
Además de definir qué es una infografía, es pertinente explicar en mayor detalle para qué sirve este recurso de la comunicación visual, destacando especialmente sus siguientes funciones:
- Ayuda a transmitir información con eficacia y eficiencia, condensando distintos tipos de datos y contenidos en un espacio visual limitado, para lograr un máximo impacto comunicativo en poco tiempo.
- Permite mejorar la comprensión y el aprendizaje mediante la combinación de elementos visuales y textuales, reduciendo el esfuerzo cognitivo necesario para procesar la información y estimulando la recordación de puntos clave.
- Capta la atención de los públicos más velozmente y mantiene su interés por más tiempo que otros recursos donde se utiliza un único tipo de elemento comunicativo.
- Fomenta el compromiso del lector, ya que requiere de una lectura activa que no se ejecuta linealmente como en el texto plano. Esto se potencia todavía más si el formato o plataforma donde se presenta la infografía permite algún tipo de interacción o respuesta por parte del público.
- Simplifica lo complejo intuitivamente, presentando estructuras de información subyacentes y procesos de lectura jerarquizada de manera organizada, que se hacen nítidos desde la primera aproximación visual.
En la actualidad, los usos y aplicaciones de la infografía siguen estando tan vigentes como siempre, más allá del avance de otros formatos de comunicación audiovisual en medios digitales y tradicionales.
La infografía permanece como herramienta para áreas tan diversas como la educación, la salud, el marketing, la publicidad, el periodismo, la política y cualquier otro ámbito de interés que requiera de una herramienta dinámica y versátil para presentar información de forma simple, atractiva y visualmente memorable.
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Principales tipos de infografía según sus formatos
Una de las fortalezas de la infografía como recurso de comunicación visual es su versatilidad y adaptabilidad.
No existe un único tipo, sino que hay una variedad de formatos de infografía, cada uno especialmente útil para transmitir distintos tipos de información.
Conocer estas variedades y entender la clasificación de las infografías ayuda a los profesionales del diseño gráfico y la comunicación visual a elegir adecuadamente el formato ideal en función del mensaje, el público objetivo, el medio en el que será publicada y otros factores relevantes.
Como sintetiza el artículo Visualizing concepts through infographics: an overview (2023), publicado en el Journal of Emerging Technologies and Innovative Research, las infografías no solo presentan datos, sino que los transforman en conocimiento visualizable mediante elementos gráficos estratégicamente organizados para facilitar su comprensión, retención y recordación.
Se describen entonces los ocho principales tipos de infografía existentes y sus aplicaciones más habituales:
- Infografías estadísticas: ideales para exponer datos numéricos, tendencias y resultados de investigaciones. Utilizan gráficas, diagramas de dispersión, cuadros o tablas y otros elementos. Permiten facilitar comparaciones, destacar patrones y evidenciar relaciones cuantitativas; por ejemplo, encuestas o indicadores contrastados.
- Infografías informativas: resumen conceptos o presentan listados de información clave, como definiciones, características, valores, etcétera. Suelen usar íconos y viñetas, y una estructura de lectura secuencial, frecuentemente de arriba hacia abajo.
- Infografías cronológicas: representan eventos o hitos a lo largo del tiempo, generalmente estructuradas en líneas de tiempo horizontales o verticales, marcando momentos puntuales en orden de ocurrencia.
- Infografías de proceso: explican cómo funciona algo o cuáles son los pasos para desarrollar procesos o tareas. Utilizan diagramas de flujo, números secuenciales y flechas para guiar la lectura paso a paso, como pueden serlo protocolos de emergencia, recetas de cocina o pasos de instrucciones.
- Infografías comparativas: facilitan el contraste visual entre dos o más elementos, destacando sus similitudes y diferencias. Suelen estructurarse en columnas o bloques paralelos, con iconografía que refuerza la comparación.
- Infografías jerárquicas: organizan la información en niveles de importancia o subordinación, permitiendo representar sistemas estructurados o clasificaciones, como al mostrar el orden jerárquico de una organización o la estructura de un ecosistema.
- Infografías geográficas: utilizan mapas como elemento principal para representar información vinculada a ubicaciones o localización espacial, distribuciones demográficas, indicadores regionales o eventos globales.
- Infografías interactivas o dinámicas: incorporan elementos animados, de video o interacción con el usuario, permitiendo explorar datos en tiempo real o personalizar la experiencia de cada lector. Este tipo de infografía es cada vez más frecuente en entornos digitales y plataformas educativas.
Conocer estas categorías y sus aplicaciones permite a los diseñadores determinar el mejor enfoque para lograr el máximo rendimiento de la infografía según sus públicos y objetivos perseguidos.
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La evolución de la infografía: ejemplos históricos destacados
Aunque hoy las asociamos con contenidos digitales y visualizaciones interactivas, la historia de la infografía tiene varios miles de años de antigüedad.
Desde las pinturas rupestres que narraban escenas de caza hasta los mapas medievales y los diagramas científicos modernos, el ser humano ha recurrido históricamente a imágenes estructuradas para representar conocimiento, persuadir o resolver problemas complejos.
En el libro The golden age of data visualization: how did we get here? (2024) el profesor Kim Marriot (Monash University, Australia) expone que esta continuidad histórica se sustenta en una explicación fisiológica: más del 50 % del cerebro humano está involucrado en el procesamiento visual y el 70 % de los receptores sensoriales se concentran en los ojos.
Así, en un contexto de sobrecarga informativa como el que vivimos en la actualidad, la infografía y ejemplos similares de comunicación visual se consolidan como herramientas de eficacia inigualable para filtrar, sintetizar y transmitir mensajes de forma clara y memorable.
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Historia de la infografía
A través de la historia de la humanidad existen infografías emblemáticas, no solo por su valor informativo, sino también por el profundo impacto que tuvieron en sus contextos sociales, científicos o políticos.
En el año 1490 el cartógrafo Henricus Martellus creó un mapa del mundo que hoy es muy impreciso, pero fue decisivo en su época. Este mapa fue utilizado por Cristóbal Colón para convencer a los Reyes Católicos de la existencia de una supuesta ruta occidental al Asia, y así logró que financiaran su histórico viaje que terminaría en lo que hoy es el continente americano.
Ya en el siglo XIX, más precisamente en 1854, el médico británico John Snow produjo uno de los primeros mapas epidemiológicos, representado visualmente la distribución de muertes por cólera en Londres y evidenciando así la relación entre la enfermedad y una toma de agua pública contaminada. Este mapa infográfico contribuyó notablemente a transformar la comprensión de la propagación de esa epidemia.
Apenas un año después, en 1858, Florence Nightingale, madre de la enfermería moderna, utilizó gráficos circulares para exponer cómo la mayoría de las muertes en hospitales militares durante la Guerra de Crimea eran fruto de condiciones sanitarias deficientes. Gracias a esto se impulsaron numerosas reformas en el sistema de salud británico.
Otro ejemplo ineludible es la célebre tabla periódica de los elementos, creada por el químico ruso Dmitri Mendeléyev en 1869. Esta infografía no solo organizó los elementos químicos conocidos según sus propiedades, sino que además predijo la existencia de otros hasta entonces no descubiertos, revolucionando la química para siempre.
Uno de los más complejos ejemplos históricos de infografía en el siglo XIX fue creado por el ingeniero francés Charles Minard en 1869: un gráfico que ilustra la fallida campaña militar de Napoleón en Rusia en 1812. Esta obra integra simultáneamente variables como el tamaño del ejército, la temperatura, las fechas y la ruta recorrida, pese a lo cual su mensaje resulta muy intuitivo de comprender.
Otros ejemplos más recientes a destacar son las infografías creadas por el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC) de las Naciones Unidas para generar conciencia global sobre el cambio climático con alto impacto visual. Estas representaciones han sido cruciales para trasladar una preocupación científica a la agenda pública y política global.
A lo largo del tiempo, la infografía ha demostrado ser una herramienta clave para transformar datos en conocimiento accesible. Conocer su evolución y aplicaciones nos permite diseñar piezas visuales más efectivas y significativas.
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