Una persona no vidente camina por la calle y es guiada por su propia ropa, que le indica dónde hay una bajada de cordón. Un conductor de monopatines logra utilizar sus manos como señaleros, pero no estirando el brazo previo a doblar, sino gracias a un dispositivo que ilumina su ropa de forma inteligente. Un niño utiliza cartón reciclado convertido en ambulancia y, mientras tanto, aprende sobre seguridad vial.
Todas esas soluciones nacen del diseño.
En Proyecto Integrador, se unen la capacidad creativa de los futuros diseñadores y la capacidad productiva de las empresas. Eso, sumado a la elección de proveedores locales, da como resultado la apuesta a jerarquizar la producción nacional.
La única forma de que una empresa se diferencie por lo que hace es diseñando y produciendo localmente.
D. Ind. Daniel Domínguez
En la Escuela de Diseño se promueve la generación de alianzas entre los futuros profesionales y las empresas. En esta oportunidad —la edición número 13, coordinada por Domínguez— hubo una participación récord: más de 150 empresas se postularon y finalmente se seleccionaron 63. Desde el año 2008, ya han participado 592 empresas.
El decano de la facultad, Ing. Eduardo Hipogrosso, entiende que, dentro de un sistema de formación universitaria maduro, “es esperable que haya una comunión entre la academia y el entorno empresarial tanto público como privado”.
Desde siempre hemos entendido que esa integración tiene un ganar-ganar para todos los involucrados. Los jóvenes profesionales, libres de prejuicios y paradigmas, pueden aportar creativamente soluciones alineadas a los objetivos de cada empresa.
Ing. Eduardo Hipogrosso
Diseño y movilidad
En los últimos tiempos, el tránsito montevideano incorporó monopatines de alquiler. Además de su regulación, en manos de la Intendencia, resulta necesario contar con elementos de seguridad para sus conductores.
Para ganar visibilidad en la vía pública, el proyecto de Josefina Coll (Diseño de Modas) para la marca Grin propone una línea de indumentaria inteligente. Por un lado, se incorporan aspectos tradicionales, como las cintas luminiscentes, pero también aspectos novedosos como el uso de electrónica: por ejemplo, guantes con sensores que permiten iluminar los brazos a modo de señalero.
Además, cada vez son más los ciudadanos que adquieren su monopatín propio. El aporte de Marina Cardozo (Diseño Industrial) fue la creación de puestos de carga para los vehículos. En este sentido, la necesidad planteada por la empresa fue lograr mayor compromiso de los usuarios. Y es por eso que este proyecto apuesta a que los conductores se acostumbren a llevar los monopatines a las estaciones de carga.
Diseño y formación
¿Hay algo más provocativo para un niño que jugar con una caja de cartón?
Si a eso sumamos habilidades y creatividad por parte de diseñadores, se puede potenciar aún más la imaginación infantil, aportando también a su formación.
Una caja de cartón es un producto neutro que favorece la fantasía. Sin más, el niño lo transforma en un castillo, en un quiosco o en un vehículo. El proyecto de Julieta Adano (Diseño Industrial) para la empresa Rustikids se llama Chiche y reconsidera a la tradicional caja de cartón: se trata de un producto resistente, sustentable (basados en materiales reforestados) y trabajado con técnicas de última generación como es el fresado CNC (control numérico computarizado), con el que se pueden producir piezas de alta precisión, como ser las encastrables.
Chiche no tiene una sola forma de jugar ni un modo de uso que no sea correcto. Es un elemento que fomenta la imaginación y la libertad del niño a la hora de jugar, a partir de la interacción de una estructura con distintos accesorios.
“Estamos diseñados para jugar toda la vida”. Esa frase de Stuart Brown, Premio Nobel de Medicina, se recoge en el proyecto de Adano, que invita a resignificar su juego de acuerdo a la edad del niño, teniendo en cuenta además que se trata de un material resistente y sustentable, es decir, duradero.
El juego también es un medio para desarrollar aspectos formativos, no solamente en lo que hace a la educación sino también a lo psicomotriz. En el proyecto de Minibosque de Natalia Vicente (Diseño Industrial) y Paula Ferrando (Diseño Gráfico) se generaron elementos de identidad visual para su comunicación y su comercialización, así como un sistema de mobiliario encastrable y muy simple, donde los niños tienen la posibilidad de generar un tablero de juegos y, a su vez, ir incorporando el concepto de orden. Esto apunta a que los pequeños comiencen a tener una cierta estructuración del espacio para poder comprenderlo.
¿Cómo el diseño puede facilitar los procesos educativos?
La empresa UJU se dedica a desarrollar juegos de mesa para adolescentes. María Noel San Román (Diseño Industrial) eligió como temática la sexualidad: el diseño creado busca, a través de lo lúdico, trabajar en educación sexual y generar el diálogo con el público adolescente.
Otro ejemplo se puede ver en el proyecto de Tamara Rajchman (Diseño Industrial) que trabajó en conjunto con la marca Pika. La estudiante desarrolló Personajes en la calle, un sistema lúdico que propone a los niños convertirse en conductores y, de paso, aprender las reglas del tránsito y sobre seguridad vial. Para eso, convirtió cajas de cartón en camiones de bomberos, ambulancias y autos de policía.
Es un juego que tiene un componente formativo sumamente importante, que sería muy oportuno que estuviera en las escuelas.
D. Ind. Daniel Domínguez
En la exposición de Recreación, el equipo de Proyecto Integrador decidió remarcar la importancia de esto y acondicionó el stand simulando una vía pública, con líneas de referencia, cebras y señalización.
Diseño e inclusión
¿Cómo debe ser un escritorio para un usuario con movilidad reducida? Por ejemplo, para un usuario que use silla de ruedas.
Paulina Ruvira (Diseño Industrial) propuso, para la empresa Creatica, un equipamiento donde el vínculo con la persona en silla de ruedas logre mejorar sus condiciones de utilización, por ejemplo al tener un plano inclinado para utilizar una tableta. Lo importante es lograr un mobiliario que se adapte a las necesidades concretas de un público determinado.
¿Y en qué puede ayudar la tecnología a una persona no vidente que se traslada por la vía pública?
La estudiante Pilar Martínez (Diseño de Modas) creó prendas inteligentes que permiten interactuar con el entorno: reconocer dificultades, obstáculos e incluso identificar a otras personas con las que interactuar. Trabajó con la empresa Robotec, que suministra soluciones tecnológicas. El producto propuesto parte de la interacción empresa-diseñador, así como también la definición de público objetivo. Ahí está el aporte creativo: detectar una necesidad concreta en un determinado público.
En el mismo sentido, Florencia Fandiño (Diseño Industrial) ideó juegos de plaza con un neto objetivo inclusivo: juegos colaborativos donde participan de forma conjunta niños con dificultad y sin dificultad. Se trata de una nueva tipología de juegos de plaza, para la empresa Benito Salgado.
Nuevamente aquí se ve la riqueza que significa conjugar los deseos de una empresa de producir localmente potenciando su capacidad productiva con la búsqueda y la investigación de un diseñador, quien logra detectar ese tipo de oportunidades.
D. Ind. Daniel Domínguez
El diseño colaborativo y el trabajo en equipo resultan claves. “Los proyectos generalmente trascienden una sola disciplina del diseño. Desde la universidad intentamos que las discusiones de solución —como en la vida real— se lleven a cabo en forma abierta, en equipos”, expresó el decano. “Eso requiere tener un equipo multidisciplinario de docentes con activo desempeño profesional, a los que se integran graduados y profesionales de las propias empresas, que contribuyen a enriquecer la experiencia y apoyar los procesos de desarrollo”.
Diseño y fidelización
Con el objetivo de hacer visibile a la institución, la Escuela Horizonte se acercó a Recreación y encontró en Pedro Corso (Diseño Gráfico) una voz para darse a conocer.
Horizonte trabaja con niños con parálisis cerebral severa a grave y funciona también como hogar para muchos de esos chicos que viven allí.
“La escuela no tenía una identidad fija, solamente se usaba el logo para aplicar como identidad. Lo que vi fue que faltaba como un universo que ayudara a generar contenido. Lo que propuse fue una identidad nueva, con colores llamativos y que se identificara perfectamente con la escuela, destacando lo bueno: los valores, el amor, la comprensión, el sentimiento de familia”, detalló Corso. Con esas ideas, definió que la nueva identidad de la Escuela debía ser una sonrisa. “El rediseño busca destacar la particularidad de la sonrisa que los chicos tienen al recibirte y la alegría que se manifiesta en ellos”, resumió.
La fidelización de usuarios de instituciones deportivas también es desafío para los futuros diseñadores. En esta oportunidad se trabajó junto al Club Plaza Colonia (Danilo Losada, de Diseño Gráfico, y Fabrizio Casagrande, de Diseño Multimedia), al Club Biguá de Villa Biarritz (Matías Deangel, de Diseño Multimedia) y Defensor Sporting Club (Camilo Carballo, de Diseño Gráfico).
En estos casos, el desarrollo de contenidos gráficos y muiltimedias tiene como objetivo acercar a hinchas y a usuarios de las instituciones, mediante la generación de contenidos para aplicaciones y redes sociales. Por ejemplo, en el caso de Plaza Colonia, Casagrande comentó que una de las mayores necesidades fue el desarrollo de contenidos digitales y audiovisuales que transmitieran “la esencia del club y lo mostraran tal cual es”. El futuro diseñador trabajó, junto a su colega de Gráfico, en una web institucional, una tienda online, publicidades —“basadas en el humor y la calidez, dos características muy presentes en el club actualmente”—, una plataforma de autoservicio para la cantina del club que permite automatizar el proceso de compra del socio —“además de añadir innovación tecnológica a la sede”— y un video institucional.